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En un pueblecito blanco rodeado de verdes árboles a orillas del Guadiana, hay un viejo castillo llamado San Marcos.
Pues hace tiempo en este castillo vivían los tres pequeños fantasmas llamados:Tan, Tin y Ton.
-¡Qué aburrido estoy!-le decía Tan a Tin.
-¡Uf! Con este calor no se me ocurre ninguna idea. Creo que lo mejor es dormir.
Ya sabes que los fantasmas duermen durante todo el día y se dedican a dar susto por la noche.
Pero aquel día hacía tanta calor que no podían dormir y, claro, estaban muy aburridos. Entonces a Tin se le ocurrió una idea de bañarse en el río y los tres bajaron desde el castillo y se tiraron de cabeza al agua.
Pero, después del baño, sus sábanas estaban tan mojadas que no podían volar.
-¡ Están mojadas!- dijo Tin.
-¡Cuánto pesan!- dijo Ton. -¡ Ay, ay!-lloraban muy afligidos.
De repente. A Tan se le ocurrió una brillante idea: Pondremos las sábanas sobre un arbusto y se secarán con el sol.
Y así lo hicieron. Secaron sus blancas sábanas y volvieron a volar estupendamente.
Tanto les gustó esta nueva aventura que locos de alegría cantaban:
Terminó el verano
y los tres fantasmas
Tin, Ton y Tan
sabemos nadar
Sí, los tres fantasmas habían aprendido a nadar y, la verdad, hay pocos fantasmas que sepan nadar.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
FIN
